
Hola Nextinationer,
Este post es más personal que viajero, pero me gusta también haceros partícipes, aunque sea un poquito, de mi vida detrás del blog.
Si me seguís durante un tiempo, bien por el blog, bien por mis Redes Sociales, sabréis que llevo viviendo en Moscú desde los últimos 5 años. Madre mía! 5 años! no me puedo creer que pase tan rápido el tiempo.
Si en Octubre de 2014, cuando nos mudamos a Moscú, me hubieran dicho que iba a pasar los siguiente 5 años aquí, no me lo hubiera creído. Una vez que firmamos el contrato, nos pusimos como tope más o menos 3, o como mucho, 4 años. Sin embargo, una de las cosas que también ha influido a la hora de quedarnos tanto tiempo , es que, se vive muy bien aquí en Moscú.
Sí, no me he vuelto loca. Lo digo de corazón y con la mayor honestidad.
Una de las anécdotas curiosas que tengo es que, cada vez que hago un viaje de prensa o «press trip» con otros travel bloggers y me preguntan lo típico, de dónde eres o dónde vives y les digo que soy española pero vivo en Moscú, al principio o no se lo creen o me miran con los ojos súper abiertos y cara de sorpresa y me preguntan «Moscú, en Rusia?
A día de hoy no sé si, como en el caso de San Petersburgo que hay uno en Florida, Estados Unidos, hay otra Moscú, fuera de Rusia. Creo que no. Y lo siguiente que me preguntan y con cara de pena, sobre todo los americanos, es «Y por qué?» como si vivir aquí fuera horrible.
Lo que me llama la atención además, es que los que me hacen estas preguntas y se sorprenden, son gente viajera, que se supone tienen mentalidad muy abierta en parte porque han viajado mucho alrededor del mundo.
Obviamente, esa gente nunca ha estado aquí, en Moscú, porque no saben lo que es vivir aquí ni cómo es la ciudad.
Descubre los sitios más Instagram de Moscú aquí.
Moscú, desde el día que llegué ha sido una sorpresa en el mejor sentido de la palabra. Una ciudad que me ha encantado descubrir en todos los sentidos y que me ha dejado con la boca abierta en muchas ocasiones.
En este post no voy a hablar de temas políticos pero sí, de lo que ha supuesto para mí, vivir aquí como expatriada.
Me acuerdo, que un día de octubre de 2014 y con temperatura bajo cero, cogí el metro de Moscú yo sola con intención de ver la Plaza Roja!
Tengo que decir a mi favor, que un mes antes de venirme, estuve en Madrid estudiando ruso, sobre todo, el abecedario cirílico que es el que usan aquí, para así poder ser capaz de moverme por las calles y el metro yo sola.
Hoy en día, cinco años más tarde y gracias en parte a que el Mundial de Fútbol se celebró en Rusia en verano de 2018 y que tuvo millones de visitantes, pusieron los nombres del metro también escritos en nuestro alfabeto para que la gente pudiera manejarse. Pero esto, años atrás no era así.
Recuerdo, primero, haberme montado en el metro, en ese museo subterráneo que tiene Moscú, con mármol, oro y esculturas y haberme maravillado. Recuerdo, haberme bajado del metro y haber salido a la Plaza Roja y maravillarme de nuevo en esta ciudad por segunda vez en menos de 15 minutos.
Después visité los Almacenes GUM, a modo de Harrods y también de lujo que se encuentran en la misma Plaza Roja. Más que para comprar, para entrar en calor en uno de sus cafés. Recuerdo haber ido al que por entonces era el Armani Café, que hoy en día, ya no está, y de nuevo, haberme quedado sin palabras con el lujo que se ve aquí.
Todas las decoraciones las cuidan al máximo, la atención en los cafés y restaurantes es ejemplar, los postres y dulces son una delicia, y el café, no tengo palabras para descifrar la calidad del café aquí. Una de las cosas que más voy a extrañar. También sus tés e infusiones de mil tipos y con miles de ingredientes, frutas y especias así como sus zumos naturales de manzana, zanahoria, pomelo…
La comida ha sido, igualmente un gran descubrimiento, pero no solamente la comida rusa, sino que una vez aquí, he tenido la posibilidad de probar la comida Ucraniana, la comida Uzbeca, de Uzbekistán, la comida de Azerbaiyán y sobre todo, mi favorita, la comida de Georgia con su khachapuri entre sus muchas otras delicias.
¿Por qué te cuento esto?
Y todo esto, ¿Por qué te lo cuento? pues porque hoy, cinco años después de mudarme a Moscú, toca decirle adiós con lágrimas en los ojos.
Moscú siempre será uno de mis mejores recuerdos. Llegué con la esperanza de ser biligüe en ruso -jeje, ya sé que me pongo metas muy altas-, pero bueno, aunque no soy bilingüe a día de hoy, soy capaz de mantener más de una conversación en ruso, algo indispensable para comunicarte en una ciudad donde no se habla otro idioma.
Moscú siempre será ese sitio donde viví mi primer año después de casarme. Nuestro primer año de casados estuvo acompañado de un crecimiento personal en muchos sentidos porque vivimos muchas experiencias nuevas aquí: manejarnos en otro idioma, no morir de frio, llevando al principio mil y una capas y no entendiendo cómo lo hacían los rusos y rusas caminando sobre la nieve en zapatillas y zapatos de tacón.
Rusia: Antes de venir, Visados y otras cosas útiles
Aprendí a vestirme acorde a las temperaturas y resulta que aquí, llevo menos capas que cuando visito otros sitios del mundo. Entendí por qué me decían al llegar a Moscú, que los rusos tienen al menos 10 tipos de abrigos y resultó que hoy en día, incluso tengo más, así como varias decenas de guantes, gorros y bufandas.
Aprendí a no matarme mientras caminaba encima de un montón de nieve y placas de hielo, a caminar sin miedo a que me cayera una placa de nieve de las que se almacenan en los tejados. Aprendí a vestirme en casa con ropa de verano para no morir de calor en invierno y a ponerme la ropa de abrigo sólo cuando estábamos a punto de salir de casa, porque si no, empezabas a sudar como un pollo dentro.
Aprendí a patinar sobre hielo y a hacerlo en un estanque natural a sólo 5 minutos de casa. Aprendí que los niños en invierno van al colegio en trineos y en definitiva, aprendí a sacar todo el jugo al frio y a exprimir al máximo los 6 meses de invierno que hay aquí.
Aprendí que los crepes no son sólo franceses, sino que los «blinis» que comen aquí son iguales. Aprendí que la ensaladilla rusa es real y no sólo un invento de España, sólo que aquí la llaman Olivier, por el chef que la creó y que en vez de atún de lata lleva trocitos de pollo y menos mayonesa de la que le ponemos aquí.
Aprendí que los dim sum tienen más de ruso de lo que pensé puesto que los «khinhali» rusos son casi iguales. Aprendí que no sé si los raviolis italianos vienen de Rusia o los «pelmeni» rusos vienen de Italia. Aprendí a comer sopas casi todos los días, así como arenques y eneldo también muy a menudo.
Aprendí que los rusos y españoles tenemos mucho en común, que a los rusos les encanta hacer vida en la calle, a pesar de que haga menos cero, que les encanta comer y cenar tarde. Pero, sobre todo, aprendí que a pesar del frio y del idioma, la vida aquí es muy fácil.
Que para coger un taxi no necesitas saber ruso, sino usar una app, y que, con suerte, sólo tardas 30 minutos para ir de un sitio a otro de Moscú. Que los restaurantes, farmacias y supermercados no cierran nunca, sino que abren 24 horas los 7 días de la semana.
Lo que debes saber si viajas con niños a Moscú
Moscú siempre será esa ciudad especial donde nació mi hija 3 años y medio atrás. Esa ciudad donde ella ha aprendido a hablar no sólo español sino también ruso e inglés.
Aprendí lo fácil que es aquí la vida con niños, que muchos taxis tienen sillas de bebés, que los restaurantes y cafés tienen areas de entretenimiento para niños, que hay menú infantil en todos los sitios, que si entras a un restaurante con un niño, te darán la mejor mesa y a él papel y pinturas para pintar, que hay miles de sitios y espectáculos para bebés y niños pequeños.
Aprendí que, a pesar de las diferencias culturas y lo que pueda parecer a primera vista, los rusos son muy educados y que si les llegas a conocer y te conocen, serán tus amigos de por vida.
Ahora, empieza una nueva etapa para nosotros. Volvemos a Madrid, pero no volvemos como antes. Mil cosas nos han cambiado y además, volvemos como familia. Será una experiencia totalmente distinta la que tengamos ahora pero no por eso, será peor.
Empezamos esta etapa, aunque muy tristes por marcharnos, con ilusión de saber qué nos deparará Madrid. Deseando descubrirlo. Os narraré todas mis aventuras, a partir del mes que viene desde ahí.
Muchas gracias por acompañarme siempre en mis viajes, de manera virtual y por leerme cada día!
Si tienes cualquier duda o pregunta, puedes mandarme un mail o escribirlo en comentarios.
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Mireia
diciembre 6, 2019Hola!! Pues después de leer tu post, creo que todos necesitamos que compartas lo de no llevar mil capas y sobrevivir al frio 😂 he llegado hasta aquí organizando mi viaje a Moscú y creo que la maleta va a ser la mayor aventura 🤦🏻♀️